El ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, declaró este jueves ante el parlamento cubano que “la única manera de resolver la crisis energética es continuar instalando fuentes renovables de energía y recuperando la generación de electricidad con combustible nacional”.
Durante su presentación a los diputados, detalló los avances y desafíos del programa gubernamental para estabilizar el sistema electroenergético nacional, aprobado en noviembre de 2024.
De la O Levy explicó que la crisis actual se debe al colapso progresivo de las capacidades de generación, con una reducción de 6 700 gigavatios desde 2019, agravada por la entrada masiva de electrodomésticos (17 millones desde 2018) y la caída en la producción de crudo nacional (170 000 toneladas menos en 2024).
“Las restricciones financieras” también limitaron las importaciones de combustible, esenciales para la economía.
El programa, supervisado por el Comandante Ramiro Valdés Menéndez y revisado semanalmente por el presidente Miguel Díaz-Canel y el primer ministro Manuel Marrero Cruz, busca “disminuir las importaciones de combustible e incrementar las fuentes nacionales” combinando renovables con tecnologías que consuman recursos locales.
El ministro reafirmó la meta de alcanzar un 24% de participación de fuentes renovables en la matriz energética, calificándola como “alcanzable”.
Entre las acciones implementadas destacan la recuperación de 850 MW en generación distribuida y el avance hacia 1 400 MW en plantas térmicas. Se han instalado 22 nuevos parques solares (481 MW), se construye otro en la hidroeléctrica de Alacranes y se importarán 5 000 sistemas fotovoltaicos para comunidades aisladas.
“Solo en moneda nacional, se han destinado más de 30 000 millones de pesos”, precisó.
Pese a estos esfuerzos, De la O Levy reconoció que los apagones no se redujeron según lo proyectado para julio y agosto debido al “déficit de combustible”, un problema agravado por “la ineludible persecución del enemigo” —en referencia al bloqueo estadounidense—.
Las plantas térmicas, aunque mejoraron de 850 MW a 1 100 MW disponibles, siguen siendo vulnerables por su obsolescencia.
El plan incluye medidas de austeridad como el Decreto 110 para el uso racional de energía y la Resolución 169 que incentiva renovables. También se reordenan horarios en panaderías privadas y se ajustan consumos del sector estatal.
El ministro admitió críticas por desigualdad en la rotación de apagones, revelando que auditorías del Partido Comunista corrigieron fallas en este sistema.
Sobre la transición energética, defendió su urgencia: “Un parque solar se construye en tres meses; una termoeléctrica tarda dos años en modernizarse”.
Anunció mantenimientos en la termoeléctrica Guiteras (Matanzas) y la unidad 2 de Felton. Aunque celebró que 780 bombeos de agua operen con energías limpias, reconoció rezagos en redes eléctricas y grupos electrógenos por falta de fondos.
“Esta transición no es de un libro de texto. Es la nuestra, hecha con lo que tenemos”, afirmó, agradeciendo la colaboración de Venezuela.
Concluyó reafirmando el compromiso de garantizar energía para servicios esenciales: “Somos el país que convierte el bloqueo en inventiva […] Tenemos claro dónde poner cada recurso”.