Apenas el reloj marcaba las 11 de la mañana, y parecía que el sol rajaba las piedras, en aquella explanada, sin un árbol para guarecerse. Mango Dulce, el nuevo parque fotovoltaico de Artemisa, generaban 20.8 megawatts (MW) de potencia, al Sistema Electroenergético Nacional (SEN).
¿Quién lo asegura? Desde uno de los contenedores, Mariano Santos Valdés no pierde de vista al monitor que muestra el comportamiento de los siete inversores de este emplazamiento, “el corazón del parque”, tal como él los califica, a los cuales están enlazadas unas 200 mesas con 26 paneles cada una.
“A medida que avanza el día, y entre las 11:00 a.m. y las 3:00 p.m. (por ser el horario pico de irradiación) se eleva la cantidad de MW, hasta cumplir con los pronósticos, que se prevén de 21.8 MW; claro, también depende de la intensidad y la sombra, incluso la nubosidad y el aire pueden afectar la radiación solar que reciben los paneles”, explica.
Recién graduado en el Centro Nacional de Certificación Industrial, ubicado en Cienfuegos, el operario, es uno de los ocho que integran cada turno de los cuatro que funcionan en Mango Dulce, el sexto emplazamiento en conectarse al SEN en Cuba en lo que va de año, de los 55 previstos para 2025.
“Desde este contenedor visualizamos el funcionamiento, de cada inversor que convierte la corriente directa en corriente alterna, y podemos advertir alguna falla, que puede ser desde el cableado, la interconexión u otros detalles de la instalación”, asegura.
Él trabaja en el parque desde julio de 2024, primero en la construcción civil de la instalación, movimiento de estructuras, fijación de tornillos y en cuanto proceder necesitaran como apoyo las brigadas de montaje, al igual que el joven de 31 años de edad que dirige su turno, José Raúl Borges.
Oficio a ganar día a día
A la mañana siguiente otro turno recibe el parque y los contenedores primario y secundario volverán a tener el mismo control estricto, en cuanto Dannis Hinojosa Rodríguez, al mando de siete operadores de paneles y procesos tecnológicos, ya asume esa responsabilidad.
Nos dice que “recorrer el parque es una técnica repetida en las 24 horas laborables, no obstante, también monitorean por un sistema de tecnología moderna que detecta fallos o averías a través de códigos trasmisibles desde un switcher de enlace de datos digitales y analógicos que van a un servidor de consulta”.
Tanto él como su equipo, se prepararon en Cienfuegos, pero saben que se enfrentan en la práctica a los mayores saberes, de ahí el apertrechar sus intereses e intercambiar opiniones e interrogantes entre la treintena de trabajadores del parque.
Rogelio García Hernández, es otra de las caras que se ve en sitios comunes de Mango Dulce, pues le atribuye una gran responsabilidad en la protección de los paneles y otras dependencias. “En principio custodiaba la facilidad temporal construida para habilitar este sitio, y ahora soy responsable del resto del equipo de obreros que protege la seguridad de este lugar.
“El parque tiene 2,8 kilómetros de extensión, y lo custodiamos desde ocho posiciones”, nos dice, mientras explica que “antes laboraba en la Agencia de Seguridad y Protección ubicada en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, hasta asumir esta tarea que le complace, aunque aún está distante de casa, y debe trasladarse a diario desde San Cristóbal, donde vive.
Cada quien ya está en su puesto y a todos los une en la cotidianidad una obra que significa futuro, dicho literalmente, pues de la energía que absorban estos paneles, según la radiación solar productiva, también dependerá en parte, la corriente que llegará a casa, y son ellos mismos quienes se ocuparán del mantenimiento, la limpieza de los paneles.
Artemisa busca multiplicar esta generación fotovoltaica en otros dos espacios ya previstos: uno en la misma ciudad cabecera, Consejo Popular Las Cañas, y otro en López Peña, San Cristóbal; mientras se sumarán bajo el mismo sol 5 MW, para un parque (gracias a un donativo) microlocalizado en áreas del municipio, Guanajay.
Cuba concreta en abril ocho parques solares fotovoltaicos que promedian unos 14 MW de potencia instantánea entregada en unas ocho horas de radiación solar, en esos números habrá que sumar a colectivos laborales como este de Mango Dulce.
(Tomado de El Artemiseño)