El principal fabricante de ron de Cuba, Havana Club International, mantiene sus planes de desarrollo a pesar de una reciente nueva ley de Estados Unidos que impide la renovación de la marca en territorio estadounidense.
Hace apenas unas semanas, la saliente administración de Joe Biden firmó la “Ley de marcas” que imposibilita la renovación de la marca en 2026 y despoja a la estatal empresa Cubaexport de sus derechos como titular del registro ante la Oficina Marcas y Patentes de Estados Unidos.
“Creo que efectivamente es un contexto complicado, pero que no es realmente nuevo para nosotros”, dijo a Xinhua Christian Barré, gerente general de Havana Club International, empresa mixta conformada por la estatal Cuba Ron y la compañía francesa Pernod Ricart.
Barré, un francés alto y delgado, graduado en Negocios Internacionales en una universidad parisina, explicó que a pesar de las dificultades la empresa tiene un mecanismo “para vivir con eso” y tiene “alternativas que nos permiten funcionar”.
No obstante, estimó que el bloqueo que aplica Estados Unidos contra Cuba complica el funcionamiento de cualquier empresa, en especial por las implicaciones que tiene en el sistema financiero internacional o a nivel logístico.
Aunque exporta sus productos a 125 países, la corporación mixta aún no puede vender sus espirituosos en Estados Unidos por las sanciones impuestas a Cuba de manera unilateral por Washington.
“La estrategia está pensada para que el día en que tengamos la posibilidad de acceder al mercado norteamericano podamos entrar con nuestros productos”, dijo Barré.
Para Cuba, cuya economía vive horas bajas, la exportación del ron constituye un importante rubro de ingreso en divisas que se beneficiaría ante una eventual entrada al mercado estadounidense, que acapara el 35% del volumen mundial de ventas.
Havana Club International opera la mayor ronera del mundo en la localidad de San José, en plena llanura de la provincia cubana de Mayabeque y a unos 30 kilómetros al sur de La Habana, donde se elabora una veintena de productos.
Inaugurada en enero de 1997, con una destilería, áreas de añejamiento y mezcla y una embotelladora, la planta posee una moderna tecnología amigable con el medio ambiente para producir la bebida más emblemática de la isla, donde la preparación del ron tiene una historia de más de 150 años.
Pero más allá de la elaboración industrial, el toque final lo otorga la pericia de los Maestros roneros, cuyos saberes fueron declarados, en febrero de 2022, como Patrimonio Intangible de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
“Somos quienes preparamos el producto final a partir de las mezclas”, explicó el maestro ronero Asbel Morales, un ingeniero químico de 56 años con más de dos décadas en ese exclusivo grupo que conforman solo nueve cubanos, quienes se encargan de resguardar los secretos de esa bebida.
Morales mostró a Xinhua las grandes naves donde miles de barriles, alineados con exquisita simetría, añejan y mezclan el ron de forma natural, sin aditivo químico alguno que acelere el proceso, cambie el sabor o modifique el color.
En esas naves la mezcla se madura como mínimo durante dos años en viejos toneles de roble blanco, algunos con 120 años de antigüedad, marcados con un código que solo dominan los maestros, aunque también se controlan a través de una moderna base de datos.
De esas nueve gigantescas naves han salido las 45 millones de botellas comercializadas de manera global en el año fiscal pasado, que va de julio de 2023 a junio de 2024, y que significaron un crecimiento del 8% de las ventas.
En ese crecimiento, China tuvo una presencia relativamente pequeña, aunque los directivos de la empresa ponen particular atención a ese país porque consideran que “es el mercado del futuro”.
Un largo camino recorre la elaboración de esa bebida, que se obtiene como subproducto del procesamiento de la caña de azúcar, una industria que en Cuba también ha tenido serios tropiezos productivos en los últimos años.
En ese sentido, Barré aseguró que mantienen un contacto permanente con Azcuba, un grupo empresarial estatal encargado de planificar y dirigir la producción nacional azucarera, aunque Havana Club International tiene garantizados los planes de desarrollo para 5, 10 y 15 años.
“La apuesta por Cuba es clara y firme”, subrayó el empresario francés, quien desde hace siete años vive en Cuba.