El reciente informe global devela que un predominante 68.4% de la fuerza laboral migrante se encuentra en naciones de alto ingreso, representando aproximadamente 114.7 millones de individuos.
Por su parte, los países con ingresos medios-altos incorporan el 14.4% de esta mano de obra, lo que se traduce en cerca de 29.2 millones de personas, según confirmó la Organización Internacional del Trabajo (OIT) este lunes.
Históricamente, el fenómeno migratorio y su impacto en el mercado laboral han sido objeto de estudio, abarcando desde trabajos agrícolas hasta posiciones profesionales altamente cualificadas, estas últimas a menudo citadas como una manifestación clara de la fuga de cerebros.
El estudio actual de la entidad perteneciente a las Naciones Unidas señala que la mayoría de los trabajadores migrantes se agrupan en regiones como Europa septentrional, meridional y occidental, América del Norte y los Estados árabes, evidenciando una concentración geográfica significativa en el panorama laboral global.
El peso de la migración
El texto destaca un incremento en la participación de migrantes dentro de la fuerza laboral activa en regiones de Europa, ascendiendo del 22.5% en 2013 al 23.3% en 2022.
Contrariamente, se reporta una disminución en América del Norte y en los Estados Árabes.
Los datos de 2022 indican que los migrantes internacionales constituyen el 4.7% de la fuerza laboral global, con una concentración mayoritaria en naciones de elevados ingresos y en sectores esenciales como el de servicios, especialmente en la provisión de cuidados.
Según las valoraciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2022, unos 167.7 millones de migrantes formaban parte de la fuerza laboral en sus países receptores, lo que representa un aumento significativo de más de 30 millones desde 2013, con la mayor parte de este crecimiento ocurriendo entre 2013 y 2019.
Del total de migrantes laboralmente activos, aproximadamente 155.6 millones se encontraban empleados, mientras que 12.1 millones permanecían desempleados, evidenciando disparidades notables en términos de género.
Estas cifras no solo reflejan la dinámica cambiante de la migración global, sino también las complejidades inherentes al mercado laboral internacional y su impacto en la economía mundial.
La disparidad, opina la institución, “puede deberse a factores como las barreras lingüísticas, las cualificaciones no reconocidas, la discriminación, las opciones limitadas para el cuidado de los hijos y las expectativas basadas en el género que restringen las oportunidades de empleo”.
Una proporción significativa de migrantes (68.4%) trabajaba en 2022 en el sector de los servicios, frente al 51.5% de los no migrantes; una tendencia explicada en gran medida por la demanda global de cuidados y trabajo doméstico, sobre todo entre las mujeres, razonó la OIT.
Como aportan a sectores de gran demanda, es preciso “garantizar un acceso equitativo a las oportunidades de trabajo para fomentar el desarrollo sostenible” y los mercados laborales inclusivos deben ser “una prioridad política”, juzgó la fuente.
“No es sólo un imperativo moral, sino también una necesidad económica”, consideró el director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo.
(Con información de Prensa Latina)