Al parecer casi dos años no han sido suficientes para enderezar la implementación del trabajo a distancia en Ciego de Ávila, que sigue “encasillado” en alternativa y no en solución, cuando se trata de prestar servicios y cumplir encargos productivos con eficiencia.
Fuimos de mucho a poco en solo días, justo cuando el impacto de la COVID-19 cedió. Para ilustrar con cifras el descenso, Luis Bernardo Rodríguez Marín, especialista de Empleo en la dirección provincial de Trabajo, explica que existían 17 397 personas trabajando en estas condiciones al cierre de 2021, mientras que ahora son solo 2 482.
“Hasta la fecha las entidades de subordinación nacional son las que presentan menos vinculados al trabajo a distancia, en sus modalidades de teletrabajo, a domicilio y en el terreno; a pesar de que los beneficios son muchos y de que existen regulaciones claras para su puesta en práctica. Todavía se cree que cumplir un horario y permanecer en el puesto garantiza la calidad de la labor desarrollada”.
Lo cierto es que con el avance de la COVID-19 solo “descubrimos el agua tibia” en lo referido a esta modalidad de empleo, pues ya tenía asidero legal en la Ley No. 116, del 20 de diciembre de 2013, Código de Trabajo, la cual prevé en su Artículo 24 que los contratos deben contener el lugar de trabajo acordado entre las partes, horario, duración de la jornada, y el régimen de trabajo y descanso.
Desde entonces y con más urgencia se ha insistido en sus beneficios, y se avanzó en el esclarecimiento de su puesta en práctica con la publicación de la Gaceta Oficial Extraordinaria No. 72, con la cual entró en vigor la Resolución 71/2021 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, en la que se dicta el Reglamento del trabajo a distancia y el teletrabajo.
Con todo y eso, del papel a la realidad hay un trecho. Así lo confirma Niurka Ferrer Castillo, secretaria provincial de la Central de Trabajadores de Cuba, con el dato de que falta equipamiento técnico para expandir el teletrabajo, y que en los organismos y entidades existen dudas sobre cómo controlar la labor de quienes están en casa o sobre el terreno, y sobre cómo negociar y elaborar el contrato.
“Hemos detectado que, en ocasiones, nunca se modificó el contrato de quienes se desempeñaban a domicilio. Entonces, qué hacer ante un accidente laboral y cómo garantizar el cumplimiento de derechos y deberes, así como de las condiciones de seguridad y salud. Por estos días recorremos los municipios del territorio y este es uno de los temas medulares a debatir. Además, se capacita al respecto a los dirigentes sindicales, porque es necesario definir cargos que, por su naturaleza y funciones, puedan ejercerse a distancia”.
Por su experiencia en los sectores de la Salud, Educación, Administración Pública y la Construcción, la modalidad ha calado, no así en el resto, donde todavía persiste la idea de que la presencialidad es sinónimo de rendimiento.
Si bien el trabajo a distancia puede verse limitado por factores objetivos como los medios tecnológicos o la conectividad, en otras ocasiones median la subjetividad y el hecho de que repetir la fórmula es más fácil que reinventar modos de hacer. A la larga ganan todos, pero para entender el cómo es necesario, para empezar, centrarse en objetivos cumplidos y no en horas presenciales.
(Tomado de Invasor)