Inversión trocada en “negocio flaco”

Frente a las cuatro hectáreas del guayabal por el que responde, en la Finca 10, de la cooperativa de producción agropecuaria (CPA) Victoria de Girón, la mirada de Enelio Tamayo trasluce esperanza.

Si todas las tuberías de plástico y los demás elementos del sistema de riego, comprados hace unos cuatro años, estuvieran instalados, comenta, en lugar de obtener 400 quintales de la fruta, como sucedió en 2021, la producción podría ser cerca de cuatro veces más.

En esta forma productiva, ubicada en Camayén, en pleno corazón del Valle de Santa Rosa (municipio de Rafael Freyre), sus socios hablan permanentemente de la hasta ahora fallida inversión con la que pretendieron colocar bajo riego 67 hectáreas dedicadas a la producción de frutas.

Timoteo Gámez Pérez, quien se desempeñó como presidente de la CPA entre 2002 y 2015, explica que el proyecto en el que comenzaron a pensar a partir de 2013 estaba animado por el Movimiento de Fincas Frutales. También se justificaba, argumenta, con el crecimiento del turismo en la provincia. “Además, ya estaba en explotación la minindustria montada mediante un proyecto de colaboración internacional”.

La realidad es que hoy, tras labores realizadas en varios momentos del pasado año por brigadas especializadas de la unidad empresarial de base (UEB) Talleres Agropecuarios Holguín, solo se ha logrado la instalación parcial del sistema en 24 hectáreas en tres fincas.

Como variante para dar valor de uso a los tres equipos de bombeo y a los segmentos de las nuevas tuberías de polietileno de alta densidad, estas últimas han sido unidas a las de un viejo sistema de riego de tuberías de aluminio que dejan escapar no poca agua antes de llegar a las áreas de cultivo.

Cadena de irregularidades

Fue en 2013, según narra Timoteo Gámez, cuando la CPA encargó el proyecto del sistema de riego, tarea asumida por la Empresa de Proyectos e Ingeniería UEB Holguín (ENPA), del Ministerio de la Agricultura, a la que se le pagó por eso. Asimismo, añade, erogaron otra partida de dinero por el estudio de los suelos, solicitado a especialistas de la Delegación Provincial de la Agricultura.

“La ENPA entregó el proyecto a tiempo. Nosotros estábamos muy contentos, porque en las 67 hectáreas bajo riego teníamos previsto sembrar guayaba, aguacate, mango de clase y mamey. Se pensó en emplear esas áreas en policultivo, es decir, intercalar frutabomba y algunas viandas, sobre todo, boniato.

“Con el proyecto concluido, pensábamos, la producción iba a dar un salto grande. Calculamos que cinco años después de su puesta en marcha, estaríamos cosechando el doble de lo logrado hasta ahora en los mejores momentos que hemos tenido”.

El primer tropezón fue el mismo proyecto, variado, porque no se instalaría, como se pensó inicialmente, un sistema móvil de riego por aspersión, sino uno estacionario. El nuevo, también a cargo de la ENPA, explica Timoteo, fue pagado por la Agricultura.

Pasaron unos cinco años hasta que, en 2018, a través de la Empresa Provincial de Suministros Agropecuarios, comenzaron a arribar a la CPA los componentes para el anhelado sistema de riego.

Con el fin de disponer de dinero para pagar los recursos y realizar su montaje en las zonas previstas, acudieron al Banco de Crédito y Comercio (Bandec), en el municipio de Rafael Freyre, que les concedió un crédito que asciende a 2 114 000 pesos, refiere Dagoberto Gámez Infante, actual presidente de la forma productiva.

Pero la alegría que le proporcionó la llegada del primer vehículo cargado con elementos, hecho del que habla con detalles el campesino, se disipó con los días, hasta convertirse en pesadumbre estancada, porque los recursos están incompletos, obligando a almacenar, como se aprecia en la parte frontal de la minindustria y en otras áreas, largos tubos y rollos de mangueras de varios diámetros.

Tras la búsqueda de las causas de lo que falta en la CPA, Granma visitó le sede de la Empresa de Suministros Agropecuarios Holguín. El director de la UEB Mayorista de la entidad, Juan Miguel Batista Expósito, asevera que entregaron lo que proporcionaron los proveedores.

En efecto, los documentos que guarda indican que a aquella no llegó un grupo de componentes, entre ellos codos de dos bocas, niples, enlaces rectos y collarines de toma doble, elementos sin los cuales es imposible ensamblar el sistema de riego.

En los casi cinco años de tejemaneje, expresión con la que en la cooperativa se define la angustia padecida por no echar a andar el sistema de riego, según lo investigado por Granma, hubo cosas absurdas por parte de los responsables de adquirir los componentes que faltaban, como encargar a empresas cubanas la confección de piezas plásticas que luego no coincidieron con los diámetros de las tuberías en las que se colocarían.

El joven ingeniero Roberto Cabrera, quien lleva poco tiempo en el cargo de jefe de Departamento de Ingeniería Agropecuaria de la Delegación Provincial de la Agricultura, desde el cual, junto a un equipo de trabajo, impulsa las acciones para llevar hasta el fin la inversión en la Victoria de Girón, reconoce que en la indagación de lo ocurrido tiempo atrás detectaron decisiones incorrectas, mediante las cuales algunos de los recursos que tenían por destino la cooperativa fueron enviados hacia otros programas agrícolas en marcha.

La hoja de ruta de los suministros, seguida por Granma hasta donde le ha sido posible, establece que algunas partidas de recursos, en aras de ganar tiempo, fueron trasladadas directamente hacia el municipio de Rafael Freyre y de este a la CPA, pero al abrir la carga, no estaba todo lo previsto.

No es difícil advertir que este proceso inversionista ha estado plagado de irregularidades. Algunos funcionarios de la Agricultura de la provincia estiman que pudo influir negativamente la desaparición de la empresa agropecuaria del municipio de Rafael Freyre, tras lo cual, como ocurrió en la mayoría de los territorios de la provincia donde se aplicó esa medida, hubo un descenso organizativo en el sector agrícola.

Dineros que agobian

Hasta la fecha, del crédito otorgado por Bandec, se han gastado 730 686 pesos. Para demostrar que las cuentas se llevan en la CPA a punta de lápiz, Dagoberto Gámez Infante muestra una orden de pago, firmada el 19 de junio de 2018 y tramitada a través del banco, mediante la cual se entregaron a la Empresa de Suministros Agropecuarios más de 58 000 pesos por los envíos hechos hasta ese momento.

De igual forma, la cajera de la forma productiva coloca sobre la mesa una factura emitida en noviembre del pasado año por la UEB Talleres Agropecuarios Holguín, por un valor de 38 645 pesos, que se corresponden con parte de los servicios de montaje del sistema. Pero antes, a esa misma entidad, por varias labores, entre ellas la instalación de las tres electrobombas y la conexión de dos tuberías maestras, hubo que pagar otros 100 000 pesos, a lo que se añade el dinero cobrado por la entidad que certificó las acciones mencionadas.

A la par se ha ido amortizando el crédito otorgado por Bandec, como evidencia el pago de unos 280 000 pesos del total concedido. Precisa Gámez Infante que no solicitaron un nuevo plazo de liquidación del adeudo porque pensaron que el acreedor podría incrementar los intereses.

“El dinero para honrar la deuda sale de las utilidades por las actividades que realiza la CPA, que dedica 325 hectáreas a la ganadería y 156 a cultivos varios. Pero eso implica sacrificio, porque ese dinero lo habríamos utilizado para invertir en otras cosas o distribuir una parte entre los socios, con quienes se ha acordado todo lo hecho”.

Así, una aspiración colectiva se ha trocado en “negocio flaco”: se paga dinero sin crear valores. De haberse concretado a tiempo la inversión, habría ayudado a acelerar el crecimiento económico que allí se necesita.

El ingeniero mecánico Ezequiel Linares Augier Cruz, director de la UEB Talleres Agropecuarios Holguín, asegura que, próximamente, brigadas de la entidad retomarán el montaje del sistema de riego en los campos de la CPA. Esto, sin duda, es una buena noticia.

Pero el directivo aclara que “para reanudar las labores ha sido necesario someter el proyecto por el que trabajamos meses atrás a un reajuste, de manera que la obra se ejecute definitivamente con los recursos que existen”.

Leonardo Lechuga Betancourt, jefe del Grupo de Servicios Ingenieros a cargo de las adecuaciones mencionadas, asegura que estas son indispensables. “Las acometimos después de presentarnos  en la CPA, donde revisamos los recursos que llegaron, según las facturas, así como lo que necesita por el proyecto. O sea, evaluamos cómo utilizar lo disponible físicamente para darles valor de uso a las fincas donde se instalaron los equipos de bombeo y parte de las tuberías”.

¿Por qué esos ajustes no se realizaron antes? ¿Sería porque la inversión no tuvo el seguimiento necesario por parte de las estructuras de la Agricultura y dejaron sola a la CPA en su pena?

Tropezones similares apuntan directamente contra las intenciones de desarrollo de colectivos laborales y del país en su conjunto.

(Tomado de Granma)

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