Otra fórmula para endulzar el amargo sabor del café

Sus defensores sostienen que no hay nada más dulce que un café amargo. Con el aumento sustancial del precio de compra, a los productores ciertamente les sabe más dulce. A quienes de verdad les sabe amargo es a las empresas procesadoras, pues esa medida les ha generado pérdidas, que habrán de compensar de una manera inusual.

Antes la única preocupación de la Eladio Machín, de Cienfuegos; la Asdrúbal López, de Guantánamo y la Luis Bocourt, de Artemisa, consistía en acopiar el grano, reducirle la humedad, molinarlo para quitarle la cáscara, clasificarlo de acuerdo con su tamaño y eliminarle los defectos por peso (granos verdes, partidos o conchas) y color (negro, blanco, fermentado y canario).

En los tiempos que corren han de sumar otros rubros. En la empresa artemiseña ubicada en Bahía Honda, también hacen carbón, recogen palmiche, venden yaguas, arroz, mameyes… para mejorar sus ingresos.

Ya no les basta con beneficiar el producto de las cinco despulpadoras de Occidente, tres de la provincia Artemisa y dos de la cercana Pinar del Río; no les queda otro remedio sino diversificar producciones, pues el fruto originario de las tierras altas de Abisinia, actual Etiopía, les depara considerables pérdidas.

Bien lo ilustra Carlos Espinosa Piedra, director de esa Procesadora de Café. “Con tal de acopiar todo el grano, el Estado subió el precio de compra a los productores, sin tener en cuenta la cadena de valores del café, el cual requiere un proceso de tratamiento.

“Así que en 2021 compramos la tonelada de café arábico a 149 000 pesos y la vendimos a 71 939; la de Robusta a más de 83 000, y percibimos 46 200 por su venta. Debido a la notable diferencia de precios en la compra y venta, las pérdidas del año pasado ascendieron a más de nueve millones de pesos”, revela.

Lo realmente curioso es que, de haber sido más eficientes y productivos, la compra y las ventas hubieran sido mayores… y, en correspondencia, igual las pérdidas.

Así ocurrió en su similar cienfueguera, pese a mayores niveles de eficiencia, y más severamente en Guantánamo, de acuerdo con Rolando Martell, director contable financiero de la procesadora Asdrúbal López, donde enfrentaron pérdidas ascendentes a 186 millones 297 mil pesos.

Martell advierte que a la empresa guantanamera la distinguía la solidez, amparada en resultados productivos y económicos que reflejaron auditorías y criterios de las instituciones financieras. Lo que deterioró sus indicadores fue la incongruente diferencia entre los precios de compra de materia prima y los de venta de café beneficiado y procesado en grano.

Espinosa Piedra, director de la Luis Bocourt, señala que esa situación influye en no poder aplicar estímulos monetarios a los trabajadores ni distribuir utilidades al cierre de cada trimestre. Encima, habían planificado un salario promedio de 3900 pesos, y solo alcanzaron 3270.

Luego de numerosos análisis, el Ministerio de Finanzas y Precios aprobó al Grupo Agroforestal (GAF), perteneciente al Ministerio de la Agricultura, subsidios para las diversas procesadoras del país por valor de 419 millones pesos, declaró a Cubadebate Elexis Legrá Calderín, director de Café, Cacao y Coco del GAF.

“Este año se volverá a aprobar un nuevo subsidio, pero no al producto, sino destinado a honrar los compromisos con los productores y el Banco”, precisó.

“Las empresas continuarán con pérdidas por la diferencia de precios del café, lo cual limita la aplicación de estímulos salariales, pagos diferenciados o distribuir utilidades. Nuestra estrategia radica en promover la diversificación e incrementar las exportaciones, para obtener más ingresos”.

Otro camino que no implica renuncia

Su carbón goza de amplia demanda en ferias y puntos de venta de Bahía. Este año planean vender 114,5 toneladas. Foto: Otoniel Márquez.

De modo que en la procesadora ubicada en Bahía Honda toman el camino de la diversificación, en busca de la tan necesaria rentabilidad.

“Eso no entraña una renuncia a cosechar cada vez más café. Nos proponemos acopiar más de 200 toneladas en 2023. Ya creamos una UEB cafetalera administrada por el EJT, en La Palma, Pinar del Río. El 30 de octubre nacerá otra en Sabanilla, San Cristóbal. Y antes del próximo viernes 26 debemos constituir la Empresa Filial de Café de Pinar del Río”, subraya el director de la Luis Bocourt.

“Este año se exportaron 36 toneladas nuestras hacia Holanda y Japón: 18 de Serrano Superior e igual cantidad de Serrano Lavado. El plan del año asciende a 54. Las otras 18 corresponden a la cosecha que comenzará en septiembre”, agrega Iván González Costa, jefe de producción.

“Pretendemos convertirnos en una empresa exportadora, aunque esa aspiración no se concreta aún; por ahora, lo hacemos mediante Cubaexport.

“Hemos dedicado a los productores 92 980 en CL (Capacidad de Liquidez, un instrumento de control de cambio de divisas), para que compren baterías, limas, herbicidas… También organizamos ferias o ventas directas de los insumos que tenemos en almacén”.

“Pero en la actualidad la producción principal de la empresa representa el 20% de los ingresos (apenas 11 de los 45 millones de pesos). Y la diversificación ha permitido reducir la pérdida planificada, de seis millones a poco más de tres”, revela Lázaro Proenza, económico de la entidad.

Un nuevo fármaco y mucho más

Palmex, eficaz suplemento nutricional, se elabora con el palmiche que envían de Rancho Canelo al CNIC.

“Estamos desmochando palmiche y enviándolo al Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC)”, afirma Gelasio Rivera, al frente del colectivo que más avanza en el empeño de diversificar: la granja Rancho Canelo.

Hombre recto, laborioso y emprendedor, este veterano cargó de espíritu a su gente, allá en el corazón de las lomas de Bahía Honda, a casi 40 kilómetros de la cabecera municipal. Donde crecía la maleza, irguieron vistosos cafetales: le arrebataron al monte más de 200 hectáreas que poblaron de cafetos. Sus sueños se multiplicaron en miles de latas llenas de granos, con un crecimiento sostenido.

Entonces, la granja pertenecía al Minint. “Llegamos a tener 170 trabajadores, y nos quedamos con 34, debido a las dificultades para seguir atendiéndolos como merecen”. Hasta hace poco contaban con 70. “Disponer de la fuerza laboral suficiente se ha complicado sobremanera”.

Por supuesto, solo los resultados de trabajo transformarán ese panorama. En medio de tal empeño, se han convertido en artífices de la diversificación.

Con el palmiche que envían al CNIC se elabora el prometedor Palmex, un suplemento nutricional muy eficaz para aliviar los síntomas de la hiperplasia prostática benigna. Cada mes entregan de dos y media a tres toneladas, que les deparan unos 50 000 pesos. También lo venden en el propio pueblo, e ingresan entre ambas ventas unos 70 000 pesos.

José Amador y Carlos Cavada trepan por el tronco de las palmas hasta alturas de 25 a 40 metros. Con Isael Figueroa, Mario Luis Valido y Roberto Travieso, han hecho del palmiche un rubro distintivo de la empresa bahiahondense.

Una brigada más pequeña recoge y vende yaguas en Bahía, que les reportan de 15 000 a 20 000 pesos. Y otros cinco siembran yuca, boniato, arroz… para el autoabastecimiento, la venta a los trabajadores y una parte a la población.

Por si no bastara, en la fecha precisa y con luna menguante, han acopiado tales cantidades de mamey que rebasan ampliamente los 55 000 pesos. Y hubiera sucedido de manera similar con el mango, de no ser por el azote de plagas y la falta de corriente en la industria.

“Estamos batidos con la cría de cerdos de capa oscura. Para diciembre esperamos tener más de cien. Hemos vendido mucho jengibre. Y disponemos de buenos viveros de café. Planeo vender entre 13 000 y 15 000 posturas de Robusta para la siembra en el llano”, declara optimista Gelasio.

Cualquier artemiseño sabe que Angerona (a las afueras de la cabecera provincial) llegó a ser el cafetal más grande del país, y Cuba el primer exportador mundial a inicios del siglo XIX. Sin embargo, de producir anualmente 62 000 toneladas en la década del ’60, pasó a acopiar apenas 6 000 e importar 8 000 anuales para garantizar el abastecimiento a los núcleos familiares.

Revertir esa situación dependerá ahora de la tenacidad, de diversificar y valerse de cuanta fórmula se traduzca en ganancias y motivaciones, de ponerle a cada taza de café un sinfín de ideas.

Pese a la diversificación, no renuncian a cosechar cada vez más café. Foto: Otoniel Márquez.
El café lleva un proceso de tratamiento imprescindible después de acopiarlo. Foto: Otoniel Márquez.
Aminoran la humedad, molinan, clasifican y eliminan sus defectos por peso y color. Foto: Otoniel Márquez.

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