¿Quién dijo que no se puede sembrar soya en Cuba?

Santiago Cuéllar Magdaleno se considera un guajiro atrevido en Placetas. Cuando iniciaron los convenios porcinos en Cuba, él fue de los primeros en inscribirse; luego, al iniciarse la experiencia de las cebas al destete, no dudó en ser, junto a su coterráneo Orelvis Peñate, pionero en el país en esa modalidad.

Así, por ese camino de emprendimiento, fue que decidió dedicarse durante mucho tiempo al fomento de la producción porcina, lo cual lo llevó también a experimentar en varias maneras de alimentar a sus cerdos, porque no siempre el pienso estuvo al alcance de sus posibilidades.

Yogur de yuca o boniato, mieles y otras alternativas buscó este labriego para obtener economía hasta que un buen día, y ante el imperativo de continuar creciendo, ideó sembrar soya, lo cual le aportaría la proteína que necesitaba para los más de mil animales que llegó a tener en sus naves.

“Eso fue hace más de diez años. Entonces no tenía experiencia ninguna y sí mucha voluntad para resolver un problema que me agobiaba”, dice Santiago Cuéllar, quien es uno de los mayores productores de ese grano en el territorio nacional, además de ser un profundo conocedor de los secretos de ese cultivo.

Un camino empedrado, pero exitoso

Cuando Santiago Cuéllar comenzó a incursionar en la siembra de la soya, tenía muy poca experiencia y solo algunas referencias sobre el tema. Tuvo muchos tropiezos, al no emplear las mejores variedades, por lo cual los rendimientos eran ínfimos.

Sin embargo, aquello, lejos de desilusionarlo, lo llevó a buscar nuevas alianzas con los científicos de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, quienes lo asesoraron y apoyaron en su sano propósito.

De esa asociación aparecieron variedades más resistentes y productivas, y hasta una prensa le facilitaron mediante un proyecto de innovación, para que pudiera extraerle el aceite al grano y obtener las tortas o harina, que sirven de alimento para la cría de cerdos y de otros animales.

“Esa ayuda resultó una bendición. Usted se imagina, antes tenía que pasar toda la soya que cosechaba por la candela para tostarla, a fin de eliminarle los factores que no son nutricionales que posee.

“Aquello era una odisea tal, que muchísimas veces pensé en dejar de sembrar ese grano”, relata el recio productor.

El respaldo de los científicos de la Universidad Central Marta Abreu lo motivó de tal manera, que incrementó las áreas de cultivo de esa leguminosa en su finca la Pastora, en donde empleó variedades de mayor rendimiento y de mejor adaptación a las características de su suelo, entre ellas la Conquista, –su preferida–, que puede llegar a dar hasta tres toneladas por hectárea.

“He probado con otras como la INCASoy-36 y la Soyig-20, entre otras, pero la Conquista es mi semilla preferida”, afirma Santiago, quien destaca que esa variedad puede ser sembrada dos veces al año y no pierde la germinación, lo cual es una ventaja.

Sobre las bondades de esta planta oleaginosa, asegura el campesino que es un cultivo muy noble y tolerante a la sequía; que necesita el agua, sobre todo en la etapa de germinación y a la hora de cuajar la floración.

Respecto a los beneficios que trae aparejado el cultivo de este grano, el labriego de Placetas explica cómo de cada tonelada cosechada, el 20 % puede convertirse en aceite de la mayor calidad, y el resto en tortas para la alimentación animal u otros fines en la industria.

Otra ventaja de la soya es que aporta un 40 % de la proteína que necesitan los cerdos u otras crías que quieran fomentarse, con lo que se asegura el éxito de cualquier proyecto, porque lo demás puede venir de la yuca, el boniato o plantas forrajeras, entre otras opciones para la alimentación animal que él utiliza en su finca.

A partir de sus éxitos en el cultivo de la soya, hoy este guajiro noble y bueno como pocos, desarrolla una importante labor extensionista, que lo ha llevado a brindar sus consejos y buenas prácticas a agricultores de Placetas, Guaracabuya, Guayos, Fomento, Remedios, General Carrillo, Jarahueca, Sagua la Grande y Camagüey, entre otros lugares.

“A todos les explico que este cultivo puede ser rotado con arroz, tabaco, maíz y caña, entre otros, y que consigue sembrarse en diferentes épocas del año, según las variedades e intereses, con rendimientos que oscilan entre 1,5 y 3,5 toneladas de granos por hectárea”, significa el campesino.

Criterios como esos fueron explicados por este curtido campesino al primer secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien se interesó por sus experiencias y lo exhortó a transmitirlas a otros productores.

Con la humildad que lo caracteriza, también sugirió que, junto al incremento de las áreas plantadas de soya, debe llegar la tecnología necesaria para su procesamiento, que debe facilitarse por diferentes vías.

En contexto

  • Solo entre 2014 y 2018, Cuba pagó más de 1 400 millones de dólares por la compra de componentes de la soya (tortas, aceite y granos).
  • En 2020, la tonelada de ese grano se cotizaba a unos 440 dólares, cifra que hoy, conforme a Chicago Board Trade (CBOT), el mercado de futuros y opciones más antiguo del mundo, alcanza ya los 650 dólares por tonelada, un índice muy superior, a partir del incremento desmedido del precio de los alimentos y las materias primas en el mercado mundial.
  • En uno de los más recientes encuentros de la dirección del Gobierno cubano con científicos y productores, el primer secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, insistió en la necesidad de incrementar la producción de soya en Cuba como estrategia para la soberanía alimentaria y nutricional del país.
  • La soya es una fuente de proteína por excelencia para la alimentación de cerdos, aves, ovejas, cabras y otros tipos de ganados, hasta para los peces. También tiene un gran uso a nivel mundial, como extensor de alimentos de consumo humano y para la obtención de aceites comestibles.
  • Una tonelada de granos de soya genera de 450 a 500 kilogramos de harina con un 25 % de proteína, lo que equivale a 120 kilogramos de proteína neta por una hectárea sembrada en la que se obtengan rendimientos adecuados.
  • La planta entera también puede ser utilizada como abono, ensilados, forraje verde, heno y harina deshidratada para fabricación de pellets.
  • La soya se conoce cada vez más por su papel en la prevención y tratamiento de enfermedades crónicas, entre las que se encuentran el cáncer (de mama, boca, próstata, colon), las enfermedades coronarias, la osteoporosis y la diabetes.

(Tomado de Granma)

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