Avicultura familiar, ¿alternativa o necesidad?

El productor Leonel Carmenate Alonso, dueño de la finca Tres Marías, es uno de los criadores que en el municipio villaclareño de Corralillo apuesta por la avicultura alternativa y otras opciones de la agricultura familiar para garantizar su sustento y el de la comunidad donde reside.

Hoy este guajiro emprendedor cuenta con 600 ponedoras semirrústicas y 150 pollos de engorde, además de 74 cabezas de ganado mayor, con los que prevé abastecer de carne, huevos y leche a las comunidades de San Pedro y La Sierra, además de aportar a la cabecera municipal. Tiene en mente fomentar un patio con 500 codornices que provean de huevos a centros asistenciales de la localidad.

Junto a su esposa, Irenia Álvarez Díaz, sicóloga de profesión, Carmenate decidió probar suerte en un área despoblada e inhóspita, donde solo se escuchaban el canto de los pájaros y algún que otro animal que merodeara la zona.

“Aquí no había luz eléctrica ni condiciones de ningún tipo, solo una casa abandonada que arreglé, poco a poco, tratando de probar fortuna”, dice Leonel, con el acento campesino que lo caracteriza. Con su trabajo se ganó la instalación de varios paneles solares que hoy le garantizan la electricidad en su terruño.

Un día escuchó que había un programa mediante el cual les facilitaban a las personas las gallinas rústicas o semirrústicas para su cría, y fue tal el embullo que resultó ser uno de los primeros que en Villa Clara asumiera el reto de fomentar la avicultura familiar.

Como parte de un proyecto de desarrollo local del municipio, construyó las facilidades requeridas, además de producir todo el alimento que necesitan los animales.

“No crea que es fácil, pero a mí me gustan los retos. Empecé sembrando la base alimentaria, a partir del cultivo de plantas proteicas, maíz, sorgo, yuca y boniato, en lo fundamental; además de crear las naves donde se alojarían las gallinas, y las corraletas para el pastoreo”, explica el labriego, quien pensó también en las mejores maneras de agenciarse las fuentes de proteína que necesitan las aves.

En ese caso plantó gandul y soya, entre otros cultivos, los que mezcla con harina de pescado elaborada de manera artesanal, cáscara de huevos y hasta cangrejos triturados, todo lo cual garantiza el balance alimenticio necesario, expone Irenia, la esposa del campesino, quien se ha convertido en la veterinaria del proyecto.

El reto es alcanzar, en un futuro inmediato, las 1 200 gallinas semirrústicas, lo que permitirá superar el acopio de unos 500 huevos diarios, y según lo pactado con la dirección del municipio, no serán vendidos a los precios abusivos que hoy tiene el vital alimento en el mercado informal. Aquí no hay nada importado, solo alimentos naturales producidos en estas tierras o sitios cercanos”, reconoce Leonel Carmenate.

De la finca de este productor salen a diario 75 litros de leche, a razón de poco más de cinco por vaca en ordeño; y el hurto y sacrificio ilegal de ganado mayor resulta nulo, al igual que la mortalidad de terneros. Con similares propósitos para aumentar la producción pecuaria, se afanan en el mejoramiento racial del rebaño, recalcó el criador.

Otros productores como Yordan Rodríguez Suárez, residente en las inmediaciones de la finca Irma, también en Corralillo, ya asume, junto a sus hermanos, la cría de 250 aves semirrústicas, y asegura que llegará a las 500 antes de septiembre próximo.

“Este tipo de avicultura alternativa se aplica como opción de crianza familiar en condiciones de sostenibilidad, por ser una línea de gallinas muy resistentes y de fácil adaptación a las características de país tropical”, comenta el joven campesino, quien señala en tono jocoso que él no concibe que el Estado tenga que venderles a las personas que viven en el campo los huevos que hoy consumen.

“Esto lleva trabajo y mucha consagración, pero también garantiza economía”, reconoce Yordan, a quien no se le ha muerto un solo animal desde que los trajo, lo que demuestra las destrezas adquiridas por él y su familia en el manejo de las aves.

También en el barrio de Santa Teresa, en Quemado de Güines, laboran con igual propósito Elpidio Hernández Santana y su hijo Nelson, convertidos en avicultores alternativos en un territorio que, en su primera etapa, dispondrá de unas 9 700 gallinas.

En la finca Los Elpidios, esos productores, asociados a la cooperativa de créditos y servicios Ñico López, ya atienden su rebaño, para lo cual cuentan con siembras de viandas, granos y vegetales con el propósito de alimentar las ponedoras, y en la dieta prevén incluir, además, pescado y lombrices, entre otros alimentos.

Autoabstecimiento municipal en la mira

El programa de desarrollo de la avicultura alternativa forma parte de las iniciativas que fomenta el país para lograr el autoabastecimiento territorial, la soberanía alimentaria y la educación nutricional; que, en el caso de Villa Clara, tiene en los municipios de Corralillo, Manicaragua y Quemado de Güines a sus pilares fundamentales.

Según el gobernador de la provincia, Alberto López Díaz, aquí existen condiciones materiales para asumir este importante programa que pretende beneficiar al pueblo con ofertas de huevo y carne.

“En estos momentos la provincia tiene en desarrollo unas 5 000  gallinas, con más de 80 días de nacidas, ya repartidas a criadores, y la meta será completar las 74 000 aves, a partir de 22 000 reproductoras de huevo existentes en instalaciones estatales del sector”.

Explicó, además, que se labora en la montaña en la ubicación de patios familiares que puedan acoger este tipo de aves, lo cual dará sostenibilidad al área del Plan Turquino, a la vez que se trabaja en otros municipios en la recuperación de naves para el desarrollo de esa ponedora, de manera que puedan buscarse mayores niveles de producción.

Como ejemplo de lo que puede alcanzarse en esta tarea, puso al municipio de Corralillo, que tiene la proyección de completar las 12 000 gallinas al cierre de 2023, y llegar el próximo año a los 24 000 ejemplares, cifra necesaria para satisfacer la demanda del norteño territorio.

Para ello, lo más importante es que el animal llegue a la base productiva con el peso y la talla necesarios, de modo que empiece a consumir los alimentos disponibles en el lugar, a la vez que existan siembras en el terreno que permitan pastorear el rebaño y aspirar en el mes a un nivel de puesta de entre 12 y 14 huevos por ave.

López Díaz destacó la trascendencia de esta idea de producir huevos y carne de forma alternativa, sin tener que depender de la llegada del barco de pienso, lo cual se corresponde con las complejidades que vive la economía cubana. De ahí la importancia de lograr el apoyo de las estructuras políticas y de Gobierno en cada territorio para que la iniciativa no se malogre.

(Tomado de Granma)

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