Cerca de 10 000 residentes de zonas intrincadas y aisladas del Sistema Eléctrico Nacional reciben electricidad en Santiago de Cuba mediante un sistema de generación descentralizado que opera con grupos electrógenos de montaña, los cuales suministran energía hasta seis horas diarias en 81 comunidades.
El servicio, que incluye la garantía de combustible, es financiado completamente por el Estado, según explicó el ingeniero Osvaldo Bell Sánchez, director de Generación de Emergencia de la Empresa Eléctrica de Santiago de Cuba.
“El presupuesto del Estado asume los gastos, ya que los clientes no abonan ningún monto de dinero por este servicio”, detalló a Granma Bell Sánchez.
El programa presenta excepciones notables en dos comunidades: en Paraíso, del municipio de San Luis, y en Gran Piedra, del municipio cabecera, la generación es continua las 24 horas, una labor que está a cargo de la Empresa de Grupos Electrógenos y Servicios Eléctricos.
La infraestructura no es del todo nueva. Euris Zapata de la Torre, un residente de El Naranjal, en la Sierra de Cristal —a unos 70 kilómetros de la ciudad de Santiago—, recordó que las plantas eléctricas han estado presentes en algunas localidades desde la década de 1980, pero su expansión masiva a otras áreas comenzó hace más de 20 años.
“Anteriormente pagábamos dos pesos por vivienda, pero hoy es totalmente gratuito”, aseveró Zapata de la Torre.
De las 81 localidades beneficiadas, 31 se concentran en el municipio de San Luis. Orlando Orive Silva, jefe de la brigada de grupos electrógenos de montaña en ese territorio, explicó que, a pesar de la escasez generalizada de combustible, han logrado mantener una reserva de diésel suficiente para 15 días de cobertura, sin haber enfrentado interrupciones críticas.
No obstante, Orive Silva señaló que la verdadera dificultad no reside en el combustible, sino en la compleja logística para hacerlo llegar a las comunidades. “La situación de los caminos de montaña y la lejanía de los centros urbanos hace que sea una proeza garantizar la generación”, expresó.
Frente a estos desafíos, los pobladores han desarrollado un fuerte vínculo con el sistema que les provee de electricidad. Daniel Nieves Núñez, operador del grupo electrógeno que abastece a las 16 viviendas de la comunidad de La Cueva, en el límite con la provincia de Holguín, lo resumió así: “Siempre los pobladores hemos tenido sentido de pertenencia, porque sabemos que estos grupos son nuestras termoeléctricas”.
Un sentimiento similar se repite en otras comunidades aisladas, como en las 11 casas de La Estrella, enclavada en el corazón de la Sierra Maestra, donde estos equipos representan la única conexión con los servicios básicos de la modernidad.













