El hotel más antiguo de Varadero celebra su legado y fidelidad

El hotel Kawama, la instalación más antigua de Varadero, celebró sus 95 años de operaciones, un hito que resalta su perdurable atractivo para visitantes internacionales que lo eligen como su destino preferido.

La festividad contó con la presencia de algunos de los clientes más leales a este establecimiento, que “acumula historia, recuerdos únicos y memorables, y representa la autenticidad de Cuba”, según publicó en su perfil de Facebook Luis Martínez de Armas, delegado del Ministerio de Turismo (Mintur) en la provincia de Matanzas.

Entre los asistentes que no quisieron perderse la celebración se encontraron miembros del Club Amigos Fieles, un grupo que agrupa a alrededor de mil 500 vacacionistas extranjeros que prefieren este alojamiento por sus atributos indispensables, los cuales los motivan a regresar una y otra vez para disfrutar de la experiencia de ocio que ofrece.

Se trata de turistas, muchos de ellos de la tercera edad, que se sienten atraídos por las bondades sencillas de la instalación, ubicada cerca del Canal de Paso Malo, y que tiene el don de hacer felices a sus huéspedes.

La relación sentimental entre la clientela y el hotel está cimentada en la profesionalidad y calidez de sus trabajadores. No es casualidad que la dirección del Club Kawama haya elogiado la “dedicación y lealtad de nuestros valiosos trabajadores”, como expresaron en redes sociales.

“En este 95 aniversario rendimos homenaje a aquellos que han estado con nosotros durante más de 20, 25 y 30 años. Su compromiso y esfuerzo han sido fundamentales para nuestro crecimiento y éxito. Gracias por ser parte de nuestra familia”, se puede leer en la cuenta de Facebook del hotel.

Como parte de este reconocimiento, se rindió homenaje a Adolfo Espinosa, uno de los que inició su carrera en el mundo culinario en este emblemático lugar, un hombre que prestigia la cocina cubana internacionalmente y que ha recibido la condición de Hijo Ilustre de la Ciudad de Cárdenas.

El Kawama, que ha sido renovado en varias de sus áreas con motivo de sus 95 años, forma parte de la diversa oferta de la cadena Gran Caribe.

Ismary Hernández, representante de este grupo empresarial en Varadero, ha señalado que cada uno de sus hoteles tiene su propio encanto y está en condiciones de satisfacer los gustos de los visitantes en función de lo que busquen.

Precisamente, Gran Caribe opera los hoteles más antiguos aún en activo en dos destinos de gran relevancia: La Habana y Varadero. No obstante, al Kawama lo supera en edad el Hotel Inglaterra de la capital, que cumplirá 150 años el próximo 23 de diciembre.

Una mirada a los orígenes

Los inicios del Kawama se remontan a la década de 1930, cuando su propietario original, Eugenio Silva Alfonso, construyó siete cabañas que se convertirían en el germen del entonces Kawama Beach Club.

Según una investigación del Centro de Capacitación del MINTUR y de la Universidad de Matanzas, estas primeras instalaciones, hechas de madera y situadas a la orilla del mar, sentaron las bases del complejo.

Se cuenta que de aquellas construcciones iniciales sobrevive la casa 1301, que hoy se comercializa como una habitación de alto estándar y muy demandada. Posteriormente, se edificó una casa señorial de ambiente colonial español, una mezcla de corredor norteño y cortijo andaluz, para disfrute de la familia propietaria.

A este edificio, que culminó su construcción en 1931 y contaba con 16 habitaciones, se le conoció como El Cortijo. El Cortijo representa la evolución de la arquitectura en Varadero y es una edificación protegida por sus valores histórico-culturales.

Las investigadoras destacan un episodio oscuro en 1940, cuando el dueño, tras contraer matrimonio con una norteamericana de origen judío, colocó un cartel a la entrada del hotel que decía: “No se admiten perros, negros ni judíos”.

La propiedad eventualmente se dividió: una mitad para Silva y su nueva esposa, y la otra para sus hijos, quienes la parcelaron y luego la vendieron al arquitecto Quintana.

En la década de 1940, el conocido periodista cubano Ángel Lázaro era un visitante asiduo del Club. Desde las páginas de la revista Carteles, elogiaba las virtudes del lugar, indicando: “No es un hotel, sino una serie de bellos edificios aislados entre sí por la vastedad del parque. El huésped tiene la sensación de hallarse en casa propia. Un bien entendido estilo rige la arquitectura general de las diversas viviades…”.

Por esa misma época, numerosas personalidades de la vida civil y militar cubana construyeron lujosas residencias en los alrededores, las cuales, después de 1959, pasaron a formar parte del complejo del hotel Kawama.

En febrero de 1960, los últimos dueños privados viajaron al extranjero, alegando razones de enfermedad. El hotel Kawama quedó sin dirección, protegido únicamente por sus trabajadores.

Uno de los hechos más distinguidos vinculados al hotel fue la visita, en junio de 1960, del líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, acompañado del novelista francés Jean Paul Sartre. En esa ocasión, Castro constató que los trabajadores de la instalación no recibían salario desde el mes de febrero. Cuatro meses después, el hotel fue nacionalizado.

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